sábado, 20 de marzo de 2010

Bienvenidos a Zombieland


Valoración: Buena

El debutante Ruben Fleischer filma Bienvenidos a Zombieland, una original y exitosa comedia sobre zombies (nada que ver con Zombies Party del inglés Edgar Wright) que logra arrancar de forma bastante hábil las risas del respetable.

Su inicio es brutal, pleno de estética videoclipera (no en vano Fleischer proviene de ese mundillo y de la publicidad). El protagonista, Jesse Eisenberg (La maldición, El bosque) tras una secuencia espectacular de zombies, va narrando con voz en off una serie de reglas básicas para sobrevivir en un mundo lleno de muertos vivientes.

Este tipo de cintas, si no tienen un buen guión terminan por aburrir. Sin embargo Rhett Reese (Crueles intenciones 3) y Paul Wernick (lo primero que escribe en cine) han sabido desarrollar una historia de argumento muy sencillo, pero con un estilo ágil que funciona perfectamente como una entretenidísima combinación de terror y comedia. Diría que parte de la buena acogida que ha tenido se basa en la caótica narración, sorprendiendo constantemente con flash-backs o sustos bien insertados, no exentos de momentos cómicos geniales, a destacar un espectacular cameo a mitad del film, el cual prefiero no desvelar para no estropear la sorpresa (Más abajo, en la zona spoiler, haré referencia al mismo).

La elección del reparto también resulta acertada. El ya mencionado Eisenberg protagoniza a un chico que rápidamente cae simpático al espectador, un perdedor inadaptado socialmente en la vida pre-zombies (llamémosla así) y todo un crack en este nuevo mundo. Su unión con el genial Woody Harrelson (un duro vaquero, bastante alocado, que se define a sí mismo como el mejor mata-zombies de todo el mundo) es una de las partes fuertes de la trama. Después aparecen las dos protagonistas femeninas y la cosa empieza a decaer. El problema no estriba en sus interpretaciones, que no son malas, sobre todo la llevada a cabo por la morbosa Emma Stone (Los fantasmas de mis ex novias, Una conejita en el campus). Es más bien un fallo en el desarrollo de la historia, ya que cuando ambas se salen de su rol inicial y el argumento se mueve por derroteros predecibles tipo romance adolescente, el film deja de ser fiel a su espíritu gamberro, llegando a rozar el patetismo y la ñoñería en alguna secuencia.

Tampoco resulta del todo airoso el supuesto clímax final (que posiblemente dé título a la película), escapando de las diferentes e imprevisibles formas de matar zombies durante todo el film, para convertirse en una especie de absurdo video-juego de aniquilación total.

Diréis que empiezo hablando muy bien de Bienvenidos a Zombieland y termino echando pestes. Más o menos ése podría ser el resumen de la película: un planteamiento original que funciona de maravilla hasta la mitad de metraje, momento en el que poco a poco va perdiendo calidad hasta el final del mismo. Sin embargo, poder disfrutar de una propuesta diferente en el comercial cine actual, además de todo lo que me he reído, merece una buena consideración en la nota final y mi recomendación particular para quien no la haya visto.

ZONA SPOILER (no leer si no se ha visto la película):

El cameo al que he hecho referencia anteriormente está protagonizado por Bill Murray. En un momento de la trama, los cuatro protagonistas llegan a Hollywood y deciden entrar en la casa de Bill Murray (quien, evidentemente, hace de sí mismo). El personaje de Harrelson empieza a hablar de las películas de Murray y, en un momento dado, aparece el propio Bill Murray dando un susto de muerte a todos, pues resulta que es un zombi... ¿O no? Pues no. Resulta que Murray decide caracterizarse como un muerto viviente a base de maquillaje, para sobrevivir en ese mundo. El problema es que al vaquero interpretado por Harrelson no se le ocurre otra cosa que dar un susto a su compañero (Eisenberg) mientras éste estaba viendo Los cazafantasmas. Como os podéis imaginar, la cosa no acaba bien.

El caso es que la breve aparición de Bill Murray haciendo de sí mismo es genial.

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