viernes, 13 de agosto de 2010

Zombis Nazis


Valoración: Mala

Dentro del cine de terror, la evolución que ha sufrido el subgénero de los zombis en los últimos cuarenta años es mucho más aterradora que sus propios largometrajes. La primera película de este estilo se rodó en 1943 (Yo anduve con un zombie de Jacques Tourneur) pero, indiscutiblemente, el universo de los zombis comenzó a tener éxito cuando en 1968 George A. Romero dirigió La noche de los muertos vivientes.

La estructura era sencilla: por razones desconocidas en un principio, los muertos revivían; ese desconocimiento permitía que el guión jugase con el suspense, ya que los protagonistas no sabían a qué atenerse ante semejante panorama apocalíptico. Una vez superado el miedo, el argumento se centraba en cómo los pocos supervivientes trataban de sobrevivir, generando momentos de gran tensión y angustia.

Merced al citado éxito (no creáis que esto del business en Hollywood es exclusivo de ahora) se estrujaron tanto las películas de zombis con la Serie B, que en los ochenta el género decayó por completo y en los noventa prácticamente desapareció. Así que en el nuevo siglo, se intercambió el terror por la acción, cuyo máximo exponente es la saga Resident Evil, completamente diferente al espíritu que confirió en su día Romero: aquí los personajes principales disponen de toda la información, lo que impide cualquier rastro de intriga o suspense, además de armas de todo tipo para acabar con la amenaza de turno. A pesar de que el componente principal es la acción, se trata de generar algo de miedo con músicas estridentes o golpes de efecto, aunque no se consigue demasiado.

También se dio rienda suelta a los remakes (ya sabemos que la imaginación escasea cada día más) y si bien alguno versionó con cierta calidad los originales de Romero, como Zack Snyder con Amanecer de los muertos, la mayoría no ha aportado nada digno de mención.

Lo último en zombis es la parodia, pero toda buena comedia que se precie de serlo, debe contar con un guión inteligente, ya que hacer reír es una de las cosas más difíciles de este mundo. El mejor exponente en la última década fue Bienvenidos a Zombieland, un relato que desmitificaba las películas de estos muertos andantes al más puro estilo Scream: con una lista sobre lo que no hay que hacer para sobrevivir en estas películas.

Y así llegamos a Zombis Nazis (me he extendido previamente porque no hay mucho que contar). La película podría resumirse con el siguiente eslogan, "Nieve, heavy metal y zombies", mucho más acertado que el que proponen en la carátula, "te partirás de miedo", porque de humor poquito y de miedo nada.

La única dificultad para realizar Zombis Nazis fue obtener suficiente presupuesto como para repartir una buena dosis de sangre, vísceras y casquería en general. Una vez conseguidos los efectos visuales se rompe el encanto de la Serie B, uno de los motivos por los que este filme no entra en dicha categoría. El segundo está relacionado con el humor, que en lugar de ser macabro e ingenioso es bastante repetitivo, torpe y poco original, además de estar desaprovechadísimo, pues la idea de auténticos soldados nazis que llevan siendo zombis desde la Segunda Guerra Mundial, habría dado mucho juego en manos de un guionista medianamente hábil (echemos la culpa al noruego Tommy Wirkola, escritor y director de este despropósito). Sin embargo, aquí tenemos más de lo mismo: grupo de jóvenes que pasan sus vacaciones en una cabaña aislada, supuestamente sin cobertura (hay un importante fallo de guión al respecto) ven frustradas sus intenciones de juerga (excepto una escena de sexo, introducida con calzador, tan cutre como poco creíble) por culpa de unos malvados zombis.

Así pues hemos comprobado que la falta de ingenio y creatividad a la hora de elaborar historias no es exclusiva de Hollywood, ya que el filme que hoy nos ocupa es europeo. La idea no era del todo mala, pero no han sabido desarrollarla. Asimismo, le cuesta mucho coger ritmo, siendo sólo relativamente ágil en su tramo final, donde nos espera un auténtico festival gore, en el que presenciaremos un más que evidente homenaje a Terroríficamente muertos (episodio central de la trilogía de Posesión infernal), además de ciertas reminiscencias a Rambo (sí, el personaje que encarnó Stallone) de dudoso buen gusto. Avisados estáis.


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