jueves, 28 de octubre de 2010

Déjame entrar (Let me in - 2010)


Valoración: Floja

Un homenaje sin innovación no es homenaje, sino karaoke. Aunque la cita no es mía (pertenece a Matt Zoller Seitz del New York Times) no es la primera vez que la empleo, a causa de la cada vez más preocupante falta de imaginación de los guionistas de Hollywood. En pocos días he visto el film original de 2008 y su remake de 2010 (¡¡¡sólo dos años entre ambas versiones!!!) y, sinceramente, una es un calco de la otra.

Tal es así que podría perfectamente hacer un copia y pega con el análisis que efectué sobre la versión sueca, cambiando sólo la parte del elenco (a diferencia del primer film, aquí los niños sí interpretan) pero no quiero cometer la misma falta de respeto que Matt Reeves, que tampoco pecó de original con Monstruoso, apuntándose a la moda de la filmación cámara en mano. Prefiero centrarme en algunos aspectos a los que no otorgué la debida atención la primera vez.

Se habla de este relato como algo fresco y novedoso. Sin embargo todo lo que ofrece ya ha sido utilizado en un sinfín de ocasiones. Si se refieren a la relación entre la niña y su cuidador, hasta el mismísimo Conde Drácula necesitaba la ayuda de un humano (Reinfeld) para sobrevivir. Y si se acogen a la ridícula parte romántica del relato, ¿es que es la primera película de vampiros que ven? Porque el asunto es más que recurrente en el género. Y eso por no hablar sobre los desplazamientos de la protagonista, que parecen una lamentable copia de un cruce entre otras dos célebres niñas: la de El Exorcista y la omnipresente de las películas de terror asiático.

¿Por qué tildo de ridícula la relación entre los niños? Porque ella, por mucho que se encuentre dentro de alguien con el físico de doce años, es una mujer adulta. Comportarse como una menor de edad sólo tendría sentido si encerrase la pretensión de engañar al niño, para que fuese su nuevo guardián (algo perfectamente explotado, pero con adultos, en la fabulosa El ansia, de Tony Scott). Sin embargo el relato nos deja bien claro que hay amor entre ambos, por muy inverosímil que esto sea.

No es la primera vampiro que vemos de tierna edad. En Entrevista con el vampiro, se profundizaba de manera fantástica sobre los inconvenientes de transformar en vampiro a un humano que no se hubiese realizado plenamente. De hecho es tal la influencia de Anne Rice en Déjame entrar, que tildarla de nueva es absolutamente irrisorio. Todo el mundo tiene derecho a opinar, está claro, pero hacerlo desde fundamentos falsos, no es de recibo.

Una vez más la maquinaria propagandística ha funcionado. Se hizo con Millennium y se repite con Déjame entrar, que ni siquiera en esto ha sido original. Cada cual con lo suyo, pero, como he dicho otras veces, no me trago la fábula del traje del emperador.

2 comentarios:

  1. ni la pienso ver, me quedo con la original que para algo que la primera y la buena.

    ResponderEliminar
  2. Realmente son dos calcos, Miss Scarlett. Creo que el remake supera a la original en interpretación, sobre todo en lo referente a la niña, Chlore Moret, que ya me gustó mucho en Kick-Ass. Pero claro, como uno ya sabe todo lo que va a pasar, el resultado final queda un tanto descafeinado.

    Saludos.

    ResponderEliminar